Arenillo vive en una maceta que hay sobre el alféizar de una ventana. Es un gusanito de arena, que come pequeños trozos de raíz y se entretiene removiendo la tierra. Gracias a su labor, la planta que adorna la maceta crece fuerte y hermosa.
-Es la planta más bonita de todo el barrio -dice Dormilón, un gato negro al que le gusta dormir sobre la ventana, y que es muy amigo de Arenillo.
El gusanito es muy feliz; tiene un amigo que le quiere, sabrosas raíces para comer y vive en un lugar donde el aire es puro y casi siempre da el sol.
Pero un día, Dormilón no aparece sobre la ventana; ni al otro día, ni al otro. Arenillo comienza a preocuparse.
-¿Le habrá ocurrido algo malo? -se pregunta-. A lo mejor es que ha encontrado un amigo mejor que yo, y no tiene tiempo para gastarlo con un gusano de tierra -se contesta él mismo, apesadumbrado.
Al cuarto día, aparece Dormilón. El gusanito se alegra muchísimo de ver a su amigo sano y salvo. Bueno, la verdad es que tiene un par de arañazos y un ojo a la virulé.
-He encontrado a la gatita más guapa del mundo -le cuenta orgulloso Dormilón-, y ahora somos los novios más felices de todos los tejados del barrio.
-¿Novia? ¿Qué es eso? -pregunta Arenillo-. ¿Acaso esa cosa es mejor que un amigo?
Dormilón explica al gusanito lo que es una novia, y después le dice:
-He venido sólo para contártelo, porque eres mi mejor amigo, pero ahora me voy corriendo, ella me está esperando.
Y dicho esto, el gato desaparece dando un gran salto por la ventana.
-Yo jamás tendré novia -piensa Arenillo cuando se queda solo-, pues no puedo salir a buscarla como mi amigo Dormilón. Si salgo de esta maceta el sol quemaría mi cuerpo antes de encontrar una compañera.
Y desde ese día, a Arenillo ya no le parecen las raíces tan sabrosas ni el sol tan brillante.
Hasta que una mañana, muy temprano, unos fuertes ruidos sobre la ventana despiertan al gusanito.
Lleno de curiosidad, y con mucho cuidado, Arenillo asoma la cabecita entre la tierra. Es la dueña de la casa, que está poniendo más macetas.
Ninguna es tan bonita como la suya, pero esto ya no le importa.
Arenillo está a punto de meterse de nuevo entre la cálida tierra de su maceta, cuando oye una vocecita que le pregunta:
-¡Hola! ¿Tú también vives aqui?
Arenillo mira en esa dirección y ve a la más encantadora de las gusanitas que le está guiñando un ojo desde la maceta que hay junto a la suya. Por un momento, casi está apunto de desmayarse.
Pero enseguida se repone de la impresión y, lleno de atrevimiento, le pregunta:
-¿Quieres ser mi novia, preciosa criatura?
La gusanita, que se llama Curvitas, se pone colorada, pues es muy tímida, pero luego contesta que sí con un parpadeo de pestañas que hace que el gusanito corra hacia ella, sim miedo al sol que cae sobre la ventana.
Ahora, Arenillo es el gusano más feliz de todas las macetas del barrio, y está deseando que Dormilón vuelva a visitarle para poder decirle que él también tiene una novia maravillosa.
Y Colorín Colorado...
este cuento es lo maximo
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