Hay besos de caramelo,
dulces como una sonrisa.
Están los besos con prisa,
que hay que cogerlos al vuelo.
Los besos de mariposa
rozándote las mejillas
¡pueden hacerte cosquillas!
y son de color de rosa.
El beso con achuchón,
tan calentito y tan tierno
como una manta en invierno,
¡es un beso de algodón!
¿Y qué tal el beso alado
que te pilla de sorpresa,
y, además, el que te besa
puede estar en cualquier lado?
También está el de tornillo,
beso que mágicamente
despertó a Bella Durmiente
e hizo temblar el castillo.
O los besos con caricia,
que llegan en ventolera
y huelen a primavera
como una buena noticia.
Fantástico el beso-guiño.
Es chisposo y titilante
como una estrella brillante
con mil vatios de cariño.
Carmen Gil Martinez
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