lunes, 12 de julio de 2021

El arroyo dormido






—Me siento muy mal. No puedo moverme, creo que me estoy muriendo. Me entristece muchísimo que mi vida se acabe yo siempre estuve al pie del cañón cumpliendo alegremente mi cometido, cosa que me ha hecho enormemente feliz pero todo se acaba en esta vida tarde o temprano. Ha llegado el momento de la rendición. No tengo fuerza para moverme estoy muy muy viejo—.
Le decía el arroyo a un pajarillo que lo estaba picoteando.
—Cómo dices eso, no estás viejo, sé de arroyos mucho más viejos que tú y que todavía siguen llevando el agua hasta el final de su cauce. Lo que ocurre es que este invierno ha sido especialmente frío y te has congelado, por eso no puedes moverte. Nosotros y los pájaros y los demás animales del bosque también lo hemos pasado muy mal por el frío y por la escasez de alimentos y de agua. Tú has estado dormido durante mucho tiempo y no podíamos beber, pero mira hoy brilla el sol y nos estamos calentando la primavera se acerca y nuestra vida mejorará muy pronto. Yo picoteo tu hielo que, por cierto, hoy está más blandito que ayer y como trocitos de agua—.
—Sí, noto las cosquillitas que me haces con tu pico y también empiezo a sentir como si me empujaran hacia abajo, como si me estiraran de los pies, ¡qué sensación tan extraña amigo mío! es como si creciera y engordara a la vez, como si me desatarán, no sé cómo explicarlo—.
—Está muy claro—, dijo el pajarillo, —es simplemente que te estás descongelando, hoy hace sol y ..pero ¿dónde vas?. Espera un poco que estamos conversando, ¿qué prisa tienes?—.
—No, no puedo esperar, lo siento, tengo que irme a toda prisa o no habrá flores de esta primavera ni cosechas este verano y mis animalitos se morirán de sed. Ya voy con retraso, he dormido demasiado tiempo y he interrumpido mis obligaciones que son: regar a tiempo y ofrecer mi agua a quien la necesite adioooos, adióoooos— gritaba el arroyo mientras se deslizaba feliz por su cauce cómo se deslizan los niños por un tobogán.

Fin

 

1 comentario: